Bandera
La cromoterapia fue utilizada en la curación por los antiguos egipcios, griegos y romanos. Ya en el siglo I, en Roma, el médico Aulo Cornelio Celso escribió sobre el uso del color como terapia. En el siglo IX, el médico árabe Avicena escribió sobre la relación del color con las enfermedades y los tratamientos.
Todas las civilizaciones han tenido y tienen asociaciones con el color. En el siglo IV a. C., el gran filósofo Aristóteles consideraba que el azul y el amarillo eran los verdaderos colores primarios, relacionados con el sol y la luna, lo masculino y lo femenino, el estímulo y la sedación. Además, Aristóteles asociaba los colores con los cuatro elementos: fuego, agua, tierra y aire.
Hoy en día, es bien sabido y aceptado que los colores de nuestro entorno afectan tanto a nuestro comportamiento como a nuestro estado de ánimo. Empezamos a sentirnos más animados en primavera, cuando aparecen los narcisos amarillos, las campanillas y los azafranes de colores. En los meses de invierno, cuando estamos rodeados de un cielo gris oscuro, nos retiramos instintivamente y tendemos a hibernar. En el mundo ajetreado y materialista de hoy, es fácil que subestimemos el poder de nuestros instintos inconscientes.
Los colores del espacio en el que vivimos o trabajamos nos afectan de la misma manera que a nuestros antepasados. Los colores que vestimos siguen enviando señales claras que todos podemos interpretar con precisión. Se han realizado muchas investigaciones científicas que han permitido reconocer que existe un vínculo entre el color, el estado de ánimo y el comportamiento.
¿Cómo funciona la terapia del color?
El color es energía y el hecho de que tenga un efecto físico sobre nosotros ha sido demostrado una y otra vez en experimentos, en particular, cuando se pidió a personas ciegas que identificaran colores con las yemas de los dedos y todos pudieron hacerlo fácilmente. El efecto de los colores sobre nosotros se debe a que su energía entra en nuestro cuerpo.
Los 11 colores básicos tienen propiedades psicológicas fundamentales que son universales. Cada uno de ellos tiene efectos psicológicos potencialmente positivos o negativos y el efecto que se crea depende de las relaciones dentro de las combinaciones de colores.
Existen cuatro colores primarios psicológicos: rojo, azul, amarillo y verde. Se relacionan respectivamente con el cuerpo, la mente, las emociones y el equilibrio esencial entre estos tres.
Todos ellos actúan en conjunto para aliviar, limpiar, fortalecer y sanar. Se dice que no hay efectos secundarios peligrosos en ningún momento. Solo puede producirse una condición normal, independientemente del tiempo de exposición en el cuerpo, la cara o los ojos. Dado que el color actúa a través del aura y los chakras (consulte nuestra página de realineación de chakras) para realizar los cambios, solo se administrará la cantidad necesaria.